26.4.08

· máqinas ·

y un día me di cuenta qe tenía casi el año sin ir al gimnasio, y lo primero qe pensé fue qé rápido pasa el tiempo, y lo segundo qe pensé fue cómo lo extrañaba y lo tercero qe pensé fue qe extrañaba más las clases de box qe el gimnasio en sí. acá no tengo box, tengo cardios y pesas, y todo en máqinas, máqinas mugrosas, desgastadas y torturantes, aunqe hay clases de yoga, aerobics tranqilos y aerobics como qe peleando - desconozco el nombre de esa madre (kickrobics?), ninguna de las clases qe ofrecen me atrae en lo absoluto, y como voy de 21 a 22 nada más no tengo muchas opciones.

esta costumbre de ir al gimnasio es relativamente nueva en mí, de niño hacía ejercicio con eso de la natación, pero tras la pubertad (o a raíz de ella) lo dejé y me convertí al lado oscuro, al sedentarismo magro, durante años evité mover músculos de mi cuerpo hasta atrofiarlos casi por completo (de ahí mi chiste tras el primer día de gym de me duelen músculos qe ni sabía qe tenía). recuerdo qe saliendo de la prepa íbamos pepe, césar y yo al top gym, pero creo qe a los dos meses ya no pagamos la mensualidad y sólo nos qedó la costumbre de ir a cenar maruchans con verdura a casa de rossy - cosa qe siempre hacíamos saliendo del gimnasio.

en la carrera (la tercera, en hermosillo) hice un segundo intento de agarrar la costumbre, david, raúl, el meny y yo nos inscribimos en el wilson, en un paqete estudiantil qe había , lo único qe recuerdo es qe me llevaba las lecturas de la uni y leía en la bicicleta, y qe era caminar al gym y caminar de regreso a casa, lo qe nos tomaba como una hora y hora y media respectivamente. dicho sea de paso qe ese segundo intento tampoco fue muy fructífero, no recuerdo haber pagado un segundo mes, o teníamos qe pagar todos juntos y no lo hicimos por culpa de alguien, la verdad no recuerdo bien, pero le echaré la culpa a raúl nomás para sentirme yo inocente.

y la tercera vez fue la vencida, cuando remudé a obregón, tenía el top gym a dos cuadras de mi casa, tiempo libre en la tarde y el ipod de hugo, esa combinación - y tras eso la invitación de un coach de box a participar en su clase - afianzó mi amor al ejercicio, tengo qe admitir qe el elemento clave fue el ipod, cuando hugo no me lo podía prestar, me iba al gym y salía a los 20 minutos, no tenía nada de gracia ir sin mi ambiente sonoro. desde entonces he tenido la costumbre del ejercicio, aunqe lo he dejado por brechas de meses, durante esas brechas lo he extrañado.

mis razones para gimnasear son de peso, por un lado tengo qe desencerdar, siempre estoy subiendo y bajando de peso, pero tiendo mucho al encerdamiento. curiosamente desde diciembre para acá me he inflado e hinchado como nunca y he batallado más para bajar el extra - temo qe sea la edad: la robustez treintona, la hinchazón qe ya no desaparece, el perón de la adultez, etc. - así qe necesito afianzar ya la costumbre en mi vida otra vez. por otro lado están las cuestiones de salud, principalmente el diabetismo familiar, la guillotina qe pendula sobre los garcía y qe le temo más qe a la muerte.

pero también hay otra razón, y qizás la qe más me importa, el relaxe, nada me relaja más qe sudar y adolorearme por una hora ensimismado en el ipod, perderme en la música, moverme al ritmo o esqivándolo, aprenderme melodías y letras, relacionarlas con imágenes y sensaciones, y de todo ese disfrute, el descubrir y redescubrir canciones, esa sensación de éxtasis qe surge cuando le pega la luz a una canción antes ensombrecida por otras, un momento no gozado de alguna canción conocida o el revés qe produce un detalle qe apenas con audífonos se muestra.

y a eso voy con todo este texto, a canciones qe se me han iluminado en las máqinas durante estos últimos días:
metronomy: my heart rate rapid.
esser: i love you.
the notwist: sleep.
ellen allien: frieda.

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